DESAFIO
DEL AMOR DÍA 5: EL AMOR NO ES GROSERO
Nada
irrita más rápido a los demás como la mala educación. Ser grosero significa
decir o hacer algo innecesario que le haga pasar un mal momento a la persona
que esté cerca. Ser grosero es actuar en forma indecorosa, vergonzosa o
irritante. En el matrimonio, podría tratarse de tener una boca sucia, malos
modales en la mesa o el hábito de hacer bromas sarcásticas. Desde cualquier
punto de vista, a nadie le gusta estar cerca de una persona grosera. La
conducta grosera puede parecerle insignificante a quien la practica, pero es
desagradable para los que están cerca. Como siempre, el amor tiene algo para
decir al respecto. Cuando un hombre es impulsado por el amor, se comporta en
forma intencional de una manera que a la esposa le resulte más agradable. Si
ella desea amarlo, resuelve evitar lo que lo frustra y le molesta. En esencia,
el amor genuino cuida sus modales. Adoptar este concepto podría traer aire
fresco a tu matrimonio. Los buenos modales le expresan a tu esposa o esposo:
“Te valoro lo suficiente como para ejercer algo de dominio propio cerca de ti.
Quiero ser una persona con la que sea un placer estar”. Cuando permites que el
amor cambie tu conducta (aunque sea de la manera más insignificante) restauras
una atmósfera de honor en la relación. Por lo general, las personas que
practican una buena etiqueta aumentan el nivel de respeto en el ambiente donde
están.
Casi
siempre, la etiqueta que usas en tu casa es totalmente distinta a la que usas
con tus amigos, o incluso con extraños. En tu casa, puedes gritar o poner mala
cara, pero si suena el timbre, abres con una gran sonrisa y lleno de
amabilidad. Sin embargo, si te atreves a amar, también querrás dar lo mejor de
ti mismo a los tuyos. Si no dejas que el amor te motive a realizar los cambios
necesarios en tu conducta, la calidad de tu relación matrimonial sufrirá. Las
mujeres suelen ser mucho mejores que los hombres con ciertos modales, aunque
pueden ser groseras de otras maneras. El rey Salomón dijo: “Más vale habitar en
un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera”
(Proverbios 25:24 NVI). Son los hombres en especial quienes necesitan aprender
esta importante lección. La Biblia dice: “Bien le va al hombre que se apiada”
(Salmo 112:5). El hombre discreto averiguará qué es apropiado y ajustará su
conducta en consecuencia. Hay dos razones principales por las que la gente es
grosera: la ignorancia y el egoísmo. Por supuesto, ninguna de las dos cosas es
buena. Los niños nacen sin saber nada sobre los buenos modales, y necesitan
mucha ayuda y enseñanza. Sin embargo, los adultos demuestran su ignorancia de
otra manera. Conoces las reglas, pero puedes no darte cuenta de cómo las rompes
o ser demasiado egoísta como para que te importe. De hecho, quizá no te des
cuenta de lo desagradable que puede ser vivir contigo. Ponte a prueba con las
siguientes preguntas: • ¿Qué piensa tu cónyuge de la manera en que hablas y
actúas cuando estás cerca de él? • ¿Qué efecto tiene tu conducta en la valía y
la autoestima de tu pareja? • ¿Tu cónyuge diría que eres una bendición o que
eres condescendiente y lo avergüenzas?
Si
piensas que tu cónyuge (y no tú) es el que tiene que hacer cambios en esta
área, es probable que sufras de un caso grave de ignorancia, con efectos
secundarios de egoísmo. Recuerda, el amor no es grosero sino que te lleva a
obrar con principios superiores. ¿Te gustaría que tu cónyuge dejara de hacer
todo eso que te molesta? Entonces, es hora de dejar de hacer todo eso que le
molesta. ¿Serás lo suficientemente considerado y amoroso como para descubrir y
evitar la conducta que hace que la vida le resulte desagradable a tu pareja? ¿Te
atreverás a ser encantador? Aquí tienes tres principios orientadores que se
refieren a practicar los buenos modales en tu matrimonio: 1. Respeta la regla
de oro. Trata a tu pareja de la misma manera en la que quieres que te trate
(ver Lucas 6:31) 2. Nada de distintos criterios. Ten la misma consideración con
tu cónyuge que con los extraños y con los compañeros de trabajo 3. Cumple las
peticiones. Considera lo que tu esposo o esposa ya te ha pedido que hagas o que
no hagas. Si tienes dudas, pregunta.
El
desafío de hoy
Pídele a tu cónyuge
que te diga tres cuestiones que le incomodan o le irritan de ti. Debes hacerlo
sin atacar ni justificar tu conducta. Su perspectiva es la importante en este
caso. __Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío
de hoy. ¿Qué cosas señaló tu cónyuge sobre ti que necesitan tu atención? ¿Cómo
actuaste al escucharlas? ¿Qué planeas hacer para mejorar esas áreas?
Llenas
de gracia son las palabras de la boca del sabio. (Eclesiastés 10:12)
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