Diez candados que obstruyen la oración
1. Orar sin conocer a Dios a través de Jesús. Juan 14:6: Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". 2. Orar con un corazón sin arrepentimiento. Salmo 66:18-19 NVI: "Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria".
3. Orar para hacer alarde. Mateo 6:5: "Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa".
4. Orar en forma repetitiva, con palabras vacías. Mateo 6:7-8: "Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis".
5. Oraciones que no se hacen. Santiago 4:2: "No tenéis, porque no pedís".
6. Orar con un corazón concupiscente. Santiago 4:3: "Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres".
7. Orar mientras maltratas a tu cónyuge.
1 Pedro 3.7: "Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres [...] dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas".
8. Orar mientras ignoras a los pobres. Proverbios 21:13: "El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta".
9. Orar con amargura en el corazón hacia alguien. Marcos 11:25-26: "Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras transgresiones".
10. Orar con un corazón sin fe. Santiago 1:6-8: "Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos".
Tomado del libro desafío del amor
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