"Nada me puede separa del amor de Dios" Romanos 8 |
En 1984 llegó a la F-1 con el modesto Toleman. Poco antes de
debutar conoció a Allan Prost. Así recuerda el francés el inicio del mayor
duelo de la historia de la F-1: «En primavera se inauguraba el nuevo Hockenheim
y organizaron una carrera de celebridades con Mercedes de calle. El vuelo de
Ayrton aterrizaba media hora más tarde que el mío y me pidieron que lo
esperara. Durante el camino hablamos y estuvo muy amable. Llegamos e hice la
pole, con él segundo. Ya no me habló más. En carrera me puse líder y al querer
pasarme, Ayrton me sacó de la pista. Había transcurrido media vuelta».
Después llegaron 41 triunfos, 80 podios, tres títulos y
míticas carreras que le convirtieron en ídolo mundial. Sin embargo, su éxito no
lo alejó de los aficionados ni de llevar una vida tranquila, sostenida en su fe
en Dios.
SIEMPRE LE ACOMPAÑABA
LA BIBLIA
Siempre fue un hombre de profundas convicciones religiosas.
En su vida de constante nomadeo, de circuito en circuito y de hotel en hotel,
la mayor parte de las veces era en su Biblia, con sus personales adhesivos,
donde encontraba el sosiego que su arriesgada profesión no le permitía
disfrutar. Uno de los pasajes subrayados por él mismo en el Libro de Isaías
40:31, dice: «Mas aquellos que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas,
subirán por los aires como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y
no se fatigarán».
Ahora, los ramos de flores y el recuerdo de miles de
aficionados cubren el muro de la curva de Tamburello, en el circuito italiano
de Imola, allí donde perdieron al piloto a quien amaban y consideraban un
ejemplo a seguir.
http://www.protestantedigital.com/ES/Internacional/articulo/10861/El-mundo-del-deporte-recuerda-a-ayrton-senna-en
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