Santidad



Salmos 139
1 Señor, tú me examinas, tú me conoces. 
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; 
aun a la distancia me lees el pensamiento. 
 3 Mis trajines y descansos los conoces; 
todos mis caminos te son familiares. 
4 No me llega aún la palabra a la lengua 
 cuando tú, Señor, ya la sabes toda. 
 5 Tu protección me envuelve por completo; 
      me cubres con la palma de tu mano.
6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión;       
tan sublime es que no puedo entenderlo. 
   7 ¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? 
      ¿A dónde podría huir de tu presencia? 

8 Si subiera al cielo, allí estás tú; 
   si tendiera mi lecho en el fondo del *abismo, 
      también estás allí. 

9 Si me elevara sobre las alas del alba, 
o me estableciera en los extremos del mar, 

10 aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!
   11 Y si dijera: «Que me oculten las tinieblas; 
      que la luz se haga noche en torno mío», 

12 ni las tinieblas serían oscuras para ti, 
y aun la noche sería clara como el día. 
      ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!
13 Tú creaste mis entrañas; 
      me formaste en el vientre de mi madre. 

14 ¡Te alabo porque soy una creación admirable! 
¡Tus obras son maravillosas,  y esto lo sé muy bien! 

15 Mis huesos no te fueron desconocidos 
      cuando en lo más recóndito era yo formado, 
   cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. 

16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: 
todo estaba ya escrito en tu libro; 
   todos mis días se estaban diseñando, 
      aunque no existía uno solo de ellos.
   17 ¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! 
      ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! 

18 Si me propusiera contarlos, 
      sumarían más que los granos de arena. 
   Y si terminara de hacerlo,[a] aún estaría a tu lado.
   19 Oh Dios, ¡si les quitaras la vida a los impíos! 
      ¡Si de mí se apartara la gente sanguinaria, 

20 esos que con malicia te difaman 
y que en vano se rebelan contra ti![b] 

21 ¿Acaso no aborrezco, Señor, a los que te odian, 
y abomino a los que te rechazan? 

22 El odio que les tengo es un odio implacable; 
¡los cuento entre mis enemigos!
   23 Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; 
      ponme a prueba y sondea mis pensamientos. 

24 Fíjate si voy por mal camino, 
y guíame por el *camino eterno.








Resultado de estar alejado de Dios







La Iglesia requiere Identidad

La Iglesia del Señor de esta época así como en el siglo XVI requiere una reforma que evidencie la Identidad Que su Fundador le Dió.


Las 95 Tesis editadas por Melchior Lotter d.J., 1522s.

El Cuestionamiento de Martín Lutero al Poder y Eficacia de las Indulgencias (publicado en latín como Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum), más conocido como Las 95 tesis, desafió las enseñanzas de la Iglesia de Roma con respecto a la naturaleza de la penitencia, la autoridad del Papa y la utilidad de las indulgencias. Esta publicación —clavada por Lutero, de acuerdo a la tradición, en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517— comenzaría un debate teológico que desembocaría en la Reforma y el nacimiento de varias tradiciones dentro del cristianismo, tales como el Luteranismo, el Presbiterianismo y el Anabaptismo.
Propósito de las Tesis
Reconstrucción de las puertas de la Iglesia del Palacio donde Lutero clavó sus 95 tesis. Las originales fueron consumidas por el fuego en 1760. La Iglesia del Palacio de Wittenberg era el lugar donde se guardaba una de las colecciones individuales de reliquias más grandes de Europa, acumuladas por Federico III de Sajonia, príncipe elector de Sajonia. Las reliquias eran aquellos objetos que muchos cristianos medievales consideraban "santos" por haber pertenecido o estado en contacto con un Santo cristiano (incluso partes del propio cuerpo fallecido). De acuerdo a estas creencias (que posteriormente serían refrendadas por la Iglesia Católica Romana en el Concilio de Trento), su contemplación otorgaba méritos al espectador, de modo que podía recibir la absolución del castigo por sus pecados en el purgatorio. Hacia 1509, el príncipe elector llegó a poseer alrededor de 5.005 piezas, incluyendo varios frascos con la leche de la Virgen María, paja del pesebre donde nació Jesús, y el cadáver entero de uno de los inocentes masacrados por orden de Herodes el Grande. Estas reliquias eran mantenidas en relicarios (recipientes artísticos labrados sobre todo en plata dorada) y exhibidos una vez al año para que los fieles las venerasen. En 1509, cada devoto visitante que hizo alguna donación para el mantenimiento de la Iglesia del Palacio recibió una indulgencia de cien días por cada reliquia.1 Antes de 1520, la colección de reliquias del Elector había aumentado hasta las 19.013 piezas, lo que permitía a los devotos peregrinos que donaran a la Iglesia del Palacio recibir una indulgencia que reduciría su tiempo en el purgatorio por 1,9 millones de días.2
Las acciones de Lutero, sin embargo, no iban inicialmente contra la colección de su soberano, sino en respuesta a la venta de indulgencias por parte de Johann Tetzel, un sacerdote de la Orden de los Hermanos Predicadores (Dominico), comisionado por el Arzobispo de Maguncia y por el Papa León X. El propósito de Tetzel era desarrollar una campaña de recolección de fondos para financiar la renovación de la Basílica de San Pedro en Roma, y aunque el príncipe de Lutero, Federico III de Sajonia, y el príncipe del territorio vecino, Jorge el Barbado, duque de Sajonia, prohibieron la venta en sus dominios, feligreses de Lutero viajaron para comprarlas. Cuando estos creyentes venían luego a confesión, presentaban las indulgencias plenarias que habían adquirido, demandando que ya no necesitaban arrepentirse de sus pecados, puesto que el documento prometía perdón para todos ellos y más.

¿Clavadas o enviadas?
La historia dice que Lutero clavó sus 95 tesis (escritas en alemán para que todos incluso el menos culto las pudiera leer) en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517, pero algunos eruditos han cuestionado la exactitud de este relato, observando que no existe ninguna evidencia contemporánea de tal hecho,3 otros han respondido a esta carencia señalando que la evidencia no se conserva porque en Wittenberg, la acción de clavar escritos en esa puerta era la manera acostumbrada de anunciar un acontecimiento en el campus universitario de aquella época.4 Las puertas de las iglesias funcionaban en aquella época tal como los modernos tablones de anuncios. Por su parte, otros autores sugieren que la fijación puede haber ocurrido más bien durante noviembre de 1517. La mayoría conviene, por lo menos, en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha.5 Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa.
Reacción a las 95 Tesis
Lutero redactó sus 95 tesis como soporte para un debate teórico, una "disputa" teológica, práctica corriente en la época. Concebidas para ser difundidas en un círculo restringido de teólogos, su éxito habría sorprendido al propio Lutero. Tras ser impresas en gran cantidad y ampliamente difundidas, las tesis tuvieron gran resonancia, pero las autoridades religiosas vacilaron, sin embargo, en condenar a Lutero. Este último continuará discutiendo con teólogos partidarios de las doctrinas de Roma, por ejemplo, con Johann Eck en la famosa disputa de Leipzig de 1519.
Las 95 tesis son finalmente condenadas definitivamente el 15 de junio de 1520 por la bula Exsurge Domine del papa León X. Lutero, entonces abiertamente en conflicto con la Iglesia de Roma, será excomulgado a principios del año siguiente. El Papa León X exigió que Lutero se retractara por lo menos de 41 de sus tesis, pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521. Así, simbólicamente, daba inicio a la Reforma.



Las 95 Tesis
Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido decir que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.
10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
12. Antiguamente las penas canónicas no se imponian después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.
13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y la seguridad de la salvación.
17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.
62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 1
79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.
93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.
94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg, 31 de octubre de 1517.
Notas Bibliográficas.
1. Martín Treu, Martín Lutero en Wittenberg: Un Tour Biográfico (Wittenberg: Fundación Conmemorativa Lutero de Sajonia-Anhalt, 2003), 15.
2. Treu, 15.
3. Erwin Iserloh. The Theses Were Not Posted: Luther Between Reform and Reformation traducción al inglés de Jared Wicks, S.J.. Boston: Beacon Press, 1968.
4. Helmar Junghans, Luther's Wittenberg, en: The Cambridge Companion to Martín Luther, ed. Donald K. McKim (New York: Cambridge University Press, 2003), 26
5. Junghans, 26.
6. Schaff, Philip, History of the Christian Church, Vol VII, Ch III

Original o copia

¿Qué diferencias hay entre una creación original y una copia?

En Génesis 1 y 2 Dios se presenta a sí mismo como el máximo Creador. De la nada absoluta él produce algo inédito. No copia, no imita, sino que de su propia imaginación y sabiduría crea cosas nuevas.

Él creó al hombre. Pero, ¿qué significa “a imagen y a semejanza”?

Dios es el único Creador, (no el big-bang, ni la evolución). Dios te creó, te hizo con características personales (no con características de animales) a su imagen y semejanza, por eso puedes amar, pensar, decidir, sentir, soñar, conocer, aprender, disfrutar. Semejantes a Él pero no iguales. Tú no eres “dios” en chiquito. Yo tampoco lo soy.

Somos originales, no copias. Ser original significa que eres único, no existe nadie más como tú. ¡Esto es muy bueno! Siéntete especial, siéntete único.

Dios es original. Pero Satanás es imitador y falsificador. A tal punto es imitador que quiso “ser como Dios”. ¡Imposible!. Pero se ha ocupado de hacer copias falsas de todo lo que Dios ha creado tan originalmente, además de intentar arruinar todo aquello que él mismo es incapaz de imitar.

¿Qué cosas piensas que Satanás ha querido copiar o distorsionar de la creación de Dios?

Piénsalo

Todo lo que Dios creó lo hizo con el propósito de bendecirte: todo lo que viene de Él ¡es muy bueno! (incluyendo esas situaciones difíciles en las que eres probado para que se descubras lo que hay en tu corazón y seas perfeccionado). Pero ten en cuenta que Satanás procurará desviar tu atención y tu interés de los originales de Dios para que vayas detrás de sus falsas copias. Ten cuidado. Fíjate muy bien en las intenciones y propósitos de cada una de las cosas con las cuales te enfrentas o hacia las que te sientes atraído, antes de comprometerte con algo o alguien. No sea cosa que resulte ser una imitación barata. Aprende a descubrir que todo aquello que viene de la creación de Dios no tiene nada sospechoso ni oculto. Y es para tu bien.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis”

Identidad: Origen

El ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, posee  capacidades únicas que lo distinguen de la creación animal (racional, relacional y moral, eterno).
Si bien es cierto, que como consecuencia de la naturaleza pecaminosa, la imagen de Dios se ha desdibujado en la raza humana,  a pesar de toda apariencia contraria, esta no se ha borrado por completo.  Tal imagen divina es la razón de su valor intrínseco y lo que nos inspira hacia el servicio cristiano integral, que enmarcado dentro del respeto por cada individuo,  considera el bienestar físico, espiritual y social de cada persona. Génesis 1:26, Génesis 9:6; Santiago 3:9; Salmo 33:13-15.  De este principio resultan nuestros Valores Corporativos.















La Identidad

FRASES ACERCA DEL PERDON


“Lucas 23: 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre si sus vestidos, echando suertes.” 
Una definición de perdón: Saldar o cancelar una deuda. Perdonar no es olvidar,  es recordar sin dolor una ofensa pasada.
Lo que Jesús predico fue genuino. Cuando dijo orad por vuestros enemigos, era porque el mismo lo hacía y lo hace. Cuando dijo perdonad hasta setenta veces siete es porque el mismo cree en perdonar. 
¿Qué me puede impedir  que perdone?
Hoy tengo paz que él me ha perdonado...Mi seguridad en él no depende de mi palabra, depende de su palabra!
  1. La Deuda entre personas: Dios quiere que yo perdone como el perdona Mateo 6:12 “Perdona mis deudas, como yo perdono a mis deudores” Tenemos deudas adquiridas con otras personas porque nosotros las hemos causado o nos han causado por dolor, malas palabras, ofensas, divorcios, infidelidad, abusos etc, estas deudas de las que hablo son emocionales y mientras no se perdone, no se ayude a perdonar o se pida perdón, no se saldará la deuda y el vinculo seguirá fortaleciéndose.  El Perdón es la verdadera libertad.
La tarea para hoy y durante la esta semana es: Hacer una lista de aquellas deudas que tienes con las personas, que tu causaste o te causaron y empieza a saldarlas. Llámalas, búscalas pide perdón y perdona.
















Identidad del Noviazgo

12 Tipos del Noviazgo


Las personas que se enamoran quieren entablar una relación afectiva, en especial los jóvenes, pero no siempre es la más sana dadas las condiciones y des afortunadamente al involucrar su corazón traerá consecuencias, este documento muestra 12 tipos de estas relaciones:  


Tipos de Noviazgo

Identidad Sexual en Santidad


Objetivo 1: Es tratar la bendición de la sexualidad en el orden Dios, la identidad correcta y el riesgo de ésta como la homosexualidad y lesbianismo; el sexo en el orden de Dios y sus riesgos como el sexo prematrimonial, la pornografía.
Objetivo 2: Reconocer mejor y Responder a la tentación sexual. Con la sabiduría del Señor podemos aprender a reconocer las señales de peligro.

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Textos Importantes:

Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando.2 Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús.
3 La voluntad de Dios es que sean *santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual;4 que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo[a] de una manera santa y honrosa,5 sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los *paganos, que no conocen a Dios;6 y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido.7 Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad;8 por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo. 1 Tesalonicenses 4:1- 8
Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»19 Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué *nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce.20 Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.
21 Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida.22 De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre,23 el cual exclamó:
«Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará "mujer" [d]
porque del hombre fue sacada.»
24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.[e]
25 En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza. Génesis 2:18-25
El que es inteligente ve el peligro y lo evita; el que es tonto sigue adelante y sufre las consecuencias. Proverbios 22:3
Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno. Mateo 5:27-30
9 ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.11 Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido *santificados, ya han sido *justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6: 9-11
Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza.27 Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Romanos 1:26-27

La sexualidad: engloba una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas y de conducta, relacionadas con el sexo que caracterizan de manera decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo. Incluye: La identidad de género, el rol sexual, la orientación sexual, la identidad sexual, el conocimiento sexual, las actitudes y valores en sexualidad.
Identidad de género: Estructura mental y emocional que permite reconocerse como ser varón o ser mujer.
Identidad Sexual: La identidad sexual y orientación sexual se entienden como tendencias sexuales en cuanto a aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y en cuanto a atracción sexual hacia un sexo, otro o ambos (heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad).

SOBRE EL HOMOSEXUALISMO
En medio de los horrores del holocausto de la Segunda Guerra Mundial, una adolescente judía escribió meticulosamente sus aterradoras experiencias y pensamientos privados. En una porción de su diario, dirigido a una amiga imaginaria que siempre deseó, comparte uno de sus más tormentosos secretos.
Puesto que se sentía distante de su madre, quien mostraba indiferencia hacia ella, Ana Frank escribió acerca de su confusa atracción hacia las mujeres: «Recuerdo que una vez, mientras dormía con una amiga, sentí un fuerte deseo de besarla, y recuerdo que lo hice. No podía evitar el sentirme terriblemente curiosa respecto a su cuerpo, porque ella siempre me lo había escondido. . . . Entro en un éxtasis cada vez que veo la figura desnuda de una mujer. . . . Me parece tan maravillosa y exquisita que me cuesta mucho detener las lágrimas que me corren por las mejillas. ¡Ay, si tuviera una amiga!»1
La revelación de Ana Frank es un vivo ejemplo de lo que piensan muchos jóvenes que de vez en cuando experimentan este tipo de atracción. Se alarman y se emocionan en los efímeros momentos o en los sueños en que sus cuerpos se sienten atraídos sexualmente hacia personas del mismo sexo.
Algunos dicen que la presencia de estas atracciones califica a una persona de «homosexual». Pero eso no es verdad. Los sentimientos confusos sobre la sexualidad entre los adolescentes son comunes. Las atracciones existen, en parte, por razones que no tienen que ver con la persona, y no significan que la persona sea anormal. Sin embargo, ese sentir es una señal de sentimientos más profundos de dolor, ira y temor.
Al igual que la tentación heterosexual, la atracción hacia personas del mismo sexo atormenta las vidas de un número significativo de adolescentes y adultos, hombres y mujeres, solteros y casados, personas que asisten a la iglesia y personas que no asisten. Es una lucha que afecta todos los segmentos de la población, los estatus económicos y las posiciones sociales.
La vergüenza y el temor a la condena hacen que muchos, sobre todo los cristianos, oculten su lucha, lo cual hace difícil que busquen ayuda y comprensión. Algunos niegan sus sentimientos con la esperanza de que desaparezcan. Otros viven en una constante desesperación por pensar que no hay ninguna posibilidad de cambio. Si las atracciones se convierten en un pensamiento tenaz, la tentación de abrazar la conducta homosexual es grande.
A la lucha se le agrega una creciente aceptación cultural de la homosexualidad y una mala interpretación de lo que la Biblia dice sobre la conducta homosexual. Estas dos fuerzas han hecho que sea más fácil aceptar la homosexualidad como algo «normal».
Si usted o alguien cercano a usted está cansado de luchar con la atracción o las actividades homosexuales, las páginas siguientes bosquejan un proceso que ofrece esperanza y dirección para aquellos que están agotados por las garras esclavizantes de fantasías y/o conductas no deseadas.
Además hablaremos de la perspectiva bíblica de la homosexualidad y ofreceremos una explicación que puede eliminar cierta confusión innecesaria que existe alrededor de lo que es empezar a sentir una atracción hacia el mismo sexo. Para algunos este material será difícil de aceptar. Pero recuerden que Jesús prometió ofrecer ayuda y libertad a los que están dispuestos a aceptar la verdad (Jn. 8:32).


Sexting
A los 17 años, casi un adolescente estadounidense de cada tres ya ha recibido fotos sugestivas en su teléfono móvil, según un estudio publicado por el Pew Research Center a fines del 2009.
Sexting (contracción de sex y texting) es un anglicismo de nuevo cuño para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles. Comenzó haciendo referencia al envío de SMS’s de naturaleza sexual, pero con la extensión de las capacidades multimedia de los dispositivos móviles, han aumentado los envíos de fotografías y vídeos, a los cuales se les sigue aplicando el mismo término, aunque texting se refiera originalmente en inglés al envío de mensajes de texto. Es una práctica común entre jóvenes, y cada vez más entre adolescentes.
Globalmente, el 15% de los adolescentes de 12 a 17 años que disponen de un teléfono móvil afirman haber recibido fotos de desnudos de una persona de su conocimiento. Esta proporción se eleva con la edad de las personas, alcanzando el 30% a los 17 años. Un 4% de la franja 12-17 años admitió también haberlas enviado.
Un 75% de los adolescentes (83% de los de 17 años) dispone actualmente de un teléfono móvil, contra un 64% en 2004.
No se constatan diferencias entre chicas y chicos en la práctica del ‘Sexting’, que consiste en enviar imágenes de carácter sexual de móvil a teléfono móvil, según el estudio del Pew Research Center, realizado interrogando a 800 jóvenes de junio a septiembre de 2009.
“La mayoría de la gente es demasiado tímida para tener relaciones sexuales. Hacer ‘sexting’ es más fácil”, consideró un estudiante interrogado para el estudio. “Mi religión no me prohíbe el ‘sexting’”, concuerda otro.
El estudio destaca, sin embargo, que la justicia estadounidense comienza a procesar a adolescentes que comparten imágenes de desnudos, acusándolos de “difusión de pornografía”, “perturbación del orden público” o “abuso sexual”.

¿Por qué no deberían ser las relaciones sexuales algo informal y “sólo para divertirse”?
Puesto que la intención del Creador fue que los seres humanos tuvieran la libertad de tomar sus propias decisiones, todo el mundo tiene que llegar a una conclusión en lo concerniente a los asuntos básicos de la vida. Uno de esos asuntos es que, fuera de ciertos límites, algunas de las cosas más profundamente placenteras y significativas pueden llegar a ser las más destructivas.
Las emociones conectadas con la sexualidad humana son tan poderosas y tienen tantas facetas, que apenas se pueden describir. Los componentes complementarios tanto espiritual es como fisiológicos del hombre y la mujer encuentran una realización e intimidad únicas en las relaciones sexuales. De forma significativa, esa profunda experiencia proporciona el contexto para la concepción de nueva vida humana.
Trágicamente, en todas las generaciones, algunas personas hacen de las sensaciones de las relaciones sexuales la meta de la experiencia. Descuidan los límites legítimos de la experiencia sexual y a la larga enfrentan las consecuencias de ese descuido.
La humanidad ha sido consciente desde hace mucho tiempo del tremendo potencial de destrucción que tiene la atracción sexual. En La odisea, el gran poeta griego Homero describe su poder como casi irresistible. Para evitar ser inducido a la muerte por el seductor cántico de las Sirenas, Ulises manda a sus hombres a arrojarlo al mástil de su barco, taparse los oídos e ignorar sus gritos.
El Antiguo Testamento también contiene solemnes advertencias respecto al peligro de la atracción sexual ilícita.
Porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma; la discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas. Ella te librará de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras, la cual deja al compañero de su juventud, y olvida el pacto de su Dios; porque su casa se inclina hacia la muerte, y sus senderos hacia los muertos; todos los que a ella van, no vuelven, ni alcanzan las sendas de la vida (Proverbios 2:10-12, 16-19).
Jesús también describe con gran seriedad el poder destructivo de la inmoralidad sexual:
Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno (Mateo 5:27-30).
El apóstol Pablo escribió:
Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas (Efesios 4:17-19).
La Biblia dice que Dios es la fuente de todo el amor que conocemos en la vida (1 Juan 4:7). Declara que si no conocemos el amor, no conocemos a Dios (1 Juan 7:8). Puesto que estamos creados a imagen de Dios, y el amor es la forma primaria en la que Él se nos da a conocer, el anhelo de amor está profundamente arraigado en nuestra naturaleza. Por lo general encontramos primero el amor de Dios en el contexto de las relaciones con las personas. Pero mucha gente se ha centrado tanto en el placer inmediato, que ha creído la mentira de que las relaciones sexuales son «sólo una función física» a la que se ha puesto romanticismo y que las generaciones anteriores han tomado demasiado en serio.
A pesar de las presentaciones engañosas de los medios de comunicación, la mayoría de la gente reconoce intuitivamente la fealdad de las relaciones sexuales impersonales y promiscuas. A mayor o menor grado, la mayoría de la gente se da cuenta de que las relaciones sexuales involucran más intimidad, vulnerabilidad y significado que el estrecharse las manos, tener una conversación o coquetear. Es por eso que la mayoría de las personas que se involucran en relaciones sexuales extra matrimoniales tratan de racionalizarlo diciendo tener ciertos «sentimientos especiales» por su «pareja» del momento. Pero, ¿cuánto tiempo duren probablemente sus «sentimientos especiales» en una relación no comprometida? Más bien, ¿son reales sus sentimientos, o sólo ilusiones proyectadas por deseos más oscuros, tal vez por el deseo de controlar a otra persona?
¿Y el próximo «amante»? ¿Acaso una persona nueva va a producir «sentimientos especiales» de igual intensidad? ¿Y el tercero, el cuarto, el décimo? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar antes de que la persona se asquee al darse cuenta de que los «sentimientos» efímeros que acompañan a las relaciones sexuales no comprometidas no tienen raíces? Una vez que una persona llega a comprender esto (y muchos no llegan y sencillamente continúan una búsqueda ciega de la satisfacción que nunca van a encontrar), habrá pocas opciones. Una es abandonarse desesperadamente a la sensualidad sin el pretexto de buscar amor; otra es ir de aventura en aventura, buscando desesperadamente el «amor perfecto» (a pesar de que uno sabe en el fondo que cada nueva aventura lo aleja más de su meta); y la última es reconocer la profunda relación que hay entre el compromiso personal, el amor genuino y el éxtasis sexual.
La intención de la sexualidad es que sea un banquete para la intimidad. Pero puesto que las relaciones sexuales pueden ocurrir sin que haya amor o verdadera intimidad, no debe esperarse nunca que proporcionen las bases para la intimidad (Proverbios 5:15-20). Si es esa base, al poco tiempo se convertirá en una mera adicción, una forma más de tratar de matar el anhelo interior que ha sido puesto por Dios con el propósito de guiarnos a Él.
Una persona que utilice a otras para obtener placer sexual se vuelve tosca e hipócrita. Ese cambio en el carácter es inevitable. La sexualidad mal usada separa el corazón de la intimidad física. Cuando se usa mal de esa forma, el centro de la relación sexual cambia de la expresión de cariño incondicional hacia el ser amado a otras cosas, tales como un mero estímulo físico, poder o incluso la expresión del odio a sí mismo. Esa sexualidad desviada a menudo se transforma en una conducta cada vez más extraña y abiertamente perversa.1
Las demás personas notarán los efectos a largo plazo de una perspectiva recreativa de las relaciones sexuales. Pero sólo la persona que es adicta a la sexualidad tiene una experiencia en carne propia de sus cambios espirituales y emocionales. Un adicto sexual percibe el placer sexual de una forma tan diferente, que causaría repugnancia y aterraría a un amante genuino. Desde afuera, la búsqueda del placer sexual por parte de un adicto sexual —ya sea un Don Juan o alguien menos glamoroso externamente— parece desesperado y consumidor. ¡Qué ironía que la desesperada búsqueda de un adicto del placer sexual demuestre la poca satisfacción y realización que está encontrando!
Dios diseñó las relaciones sexuales para que fueran placenteras, pero el tremendo poder del sexo no fluye primordialmente de las sensaciones físicas placenteras de las relaciones sexuales y el orgasmo. Fluye de algo más profundo: el anhelo de un amor y una intimidad genuinos.
Escrito por: Dan Vander Lugt
1.1. ¿Por qué otra razón ocurrirían si no el sadomasoquismo en todas sus formas, la promiscuidad a pesar del riesgo de contraer SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, así como otras desviaciones similares de una conducta sexual sana?
2.2. La leyenda alemana del Lorelei sobre el río Rín, inmortalizada por el hermoso poema de Heinrich Heine, es extraordinariamente similar a la descripción de las sirenas de La odisea
Die Lorelei

¿Cuál es el pecado de la homosexualidad?

Las personas a ambos lados del asunto a menudo malinterpretan el pecado de la homosexualidad. Al tratar de argumentar que hay tipos de relaciones homosexuales aceptables, algunos tratan de definir el pecado de la homosexualidad limitándolo a formas específicas de comportamiento sexual entre miembros del mismo género, tales como la pederastia (relaciones sexuales entre hombres y niños varones). Sin embargo, la definición del comportamiento insano entre miembros del mismo sexo de esta manera no refleja el espíritu o el lenguaje de la Biblia.
Al otro lado del asunto están aquéllos que no reconocen la diferencia entre experimentar la atracción entre miembros del mismo sexo y elegir buscar la lujuria y/o comportamiento homosexual. Hablando en términos generales, aquéllos que sienten atracción hacia miembros de su mismo sexo experimentan deseos que no se han elegido inicialmente. Están condicionados. La atracción por lo general brota de influencias tempranas y se desarrollan fuera del conocimiento consciente de una persona (vea ¿Eligen las personas sentir atracción sexual por miembros de su mismo género?).
Sentir deseos sexuales por miembros del mismo género no es el pecado de la homosexualidad. Romanos 1:26-27 entra en mayores detalles al respecto:
“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”
Frases tales como “se encendieron en su lascivia” y “cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” muestran que la homosexualidad que el apóstol Pablo tenía en mente era lujuria y comportamiento, no sólo el sentimiento de atracción sexual por miembros del mismo género. Muchos que han sentido una atracción sexual antinatural por miembros de su mismo sexo no han cruzado una línea moral hacia la lujuria y el comportamiento sexual más que aquéllos que sienten una atracción sexual natural hacia miembros del sexo opuesto. No es hasta que cultivan fantasías en cuanto a un comportamiento sexual con otra persona de su mismo género, o hasta que efectivamente se involucran en dicho comportamiento que cometen el pecado de la homosexualidad.
Así como con cualquier tipo de pensamiento o comportamiento inmoral, la homosexualidad es fundamentalmente un pecado del corazón. Las afirmaciones de Pablo en cuanto a las mujeres que “cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza” (v. 26) y en cuanto a los hombres que “deja[ron] el uso natural de la mujer” (v. 27) demuestran que el pecado de la homosexualidad proviene de un corazón que se rebela contra Dios abandonando Su diseño natural para las relaciones y buscando relaciones anormales con miembros del mismo sexo.
Escrito por: Jeff Olson

Cómo Resistir la Tentación. Por Charles R. Swindoll
Se conocía a Marco Antonio como el orador de pico de oro de Roma. Fue un brillante estadista, estupendo guerrero, dirigente valiente y fuerte. Tenía todas las cualidades necesarias para llegar a ser gobernante del mundo. Sin embargo, también tenía una falta fatal de debilidad moral; tanto que su tutor personal en una ocasión le gritó en la cara: “Oh Marco, oh niño colosal, capaz de conquistar el mundo pero incapaz de resistir la tentación.”
Todos enfrentamos tentaciones, el deseo de desobedecer a Dios para hacer cosas a nuestra manera. La tentación cuelga el tentador fruto del placer, prestigio y poder frente a nuestros ojos y nos susurra al oído que está allí para que lo tomemos. No pensamos en las consecuencias. Nunca pensamos en el alto precio del pecado, y la culpa y el daño que siempre resulta.
¿Cómo puede uno resistir la tentación cuando aparece? ¿Qué nociones nos ofrece la Biblia en cuanto a la tentación para armarnos para la batalla?
La Tentación Es Inevitable
La tentación es más peligrosa cuando nos sorprende con la guardia baja. Así que no permita que lo pesque desprevenido. Recuerde que nadie, ni siquiera el creyente más maduro, está libre de la tentación. El primer principio es este: la tentación es inevitable. Santiago empieza su consejo sobre la tentación con una afirmación de certeza: “Que nadie diga cuando es tentado: . . .” (Santiago 1:13a, énfasis añadido). Nótese que Santiago no dice “si,” sino “cuando.”
La Tentación Nunca Viene de Dios
La segunda noción tiene que ver con la fuente de la tentación. Sigamos con el pensamiento de Santiago en el versículo 13:
Que nadie diga cuándo es tentado: Soy tentado por Dios; porque
Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie.
(Santiago 1:13)
Al principio de la Guerra Civil en los Estados Unidos los soldados a menudo estaban confusos como lados opuestos porque ambos ejércitos llevaban uniformes azules. Rápidamente, los Confederados hicieron sus uniformes más distintivos: los hicieron grises para que sus soldados pudiera reconocer a amigo o enemigo.
Saber contra quien se pelea es un requisito previo para cualquier batalla; de otra manera uno puede accidentalmente disparar contra sus amigos. Su Padre celestial nunca lo tienta. Puede permitir las pruebas, pero nunca le pide que haga el mal. Recuerde cuando es tentado que el Señor no es el enemigo.
La Tentación Sigue un Patrón Consistente
Si el Señor no es el autor de la tentación, entonces ¿quién es? Para hallar la respuesta, según Santiago, no hay que mirar más allá de su propio corazón:
Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su
propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el
pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
(Santiago 1:1415)
Dentro de su corazón residen deseos degenerados que, una vez estimulados, sigue un patrón consistente. Darse cuenta del ciclo de tentación, deseo, pecado y muerte puede ayudarle a detenerse antes de que sea demasiado tarde.
Le ponen la carnada enfrente de usted. Satanás es un enemigo astuto. Lo conoce demasiado bien como para que usted baje la guardia. Sabe sus debilidades y secretos, y sus deseos (de pecado). Aunque Satanás no puede leer el pensamiento, sí conoce a las personas. Ha tenido mucha práctica. Cuando usted es tentado, puede dar por sentado que Satanás está aprovechando la mejor oportunidad para descarriarlo, ofreciéndole algo que usted anhela intensamente.
El deseo de pecado entra en acción. Tristemente Satanás no es su único enemigo. Desde la caída toda persona tiene una naturaleza caída, que se inclina al mal. Una parte de su corazón desea pecar. Usted entra en la zona de peligro cuando se queda en el pensamiento del pecado, saboreando el placer que podría recibir.
Usted cede al pecado. En una batalla el enemigo intentará engañar al ejército oponente. Si lo logra, el comandante enemigo llevará sus tropas a una trampa. Usted caerá en una trampa si escoge seguir lo que sabe que está mal.
La destrucción sigue. Así como el ejército que cae en la trampa del enemigo es diezmado, así también el pecado acarrea terribles consecuencias. Como la ley física de la gravedad, la ley espiritual del pecado y muerte siempre está en operación. El pecado produce destrucción en su vida y en la vida de otros. Las consecuencias pueden ser inmediatas, tal como el impacto en su matrimonio de un enredo amoroso; o pueden ser menos inmediatas, tal como perder su trabajo debido a la falta de honradez. Culpa, ansiedad, distancia en su relación con Dios, e incluso enfermedad a veces pueden ser resultados de su pecado (véase 1 Corintios 11:23-30).
La Tentación Huye Frente a la Verdad
En la médula de toda tentación está una mentira. Usted tal vez recuerde la mentira insidiosa de Satanás a Eva cuando la tentó a desobedecer a Dios comiendo el fruto prohibido. Le dijo: “Ciertamente no moriréis” (Génesis 3:4). Trágicamente, ella le creyó y comió del fruto.
Jesús, en contraste, usó la verdad para luchar contra tentaciones del diablo. Cuando Satanás le ofreció el mundo si simplemente se postraba, Jesús replicó con la verdad: “AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS” (Mateo 4:10). El arma más efectiva que tenemos en nuestro arsenal contra tentación es la Palabra de Dios. Cuando usted oiga a la tentación susurrándole mentiras al oído, esgrima la espada de la verdad, ¡y vea cómo la tentación retrocede!
Consejo para Soldados
Los soldados efectivos están bien preparados para la batalla. Emplee estos recordatorios para ayudarle a preparar una buena defensa contra tentación.
Conozca a su líder. Sin una relación personal con Cristo usted tiene escasa posibilidad de resistir la tentación. Su Espíritu Santo le advierte del pecado y le da fuerza para resistir. Sin Cristo, usted es un soldado solitario, luchando sin ningún arma.
Siga a su líder. Las disciplinas necesarias del tiempo devocional, oración, estudio bíblico y meditación lo fortalecen y lo establecen en la fe. Los que son débiles en la fe caen fácilmente en la trampa de la seducción del pecado. Los soldados no marchan de la poltrona a la batalla; primero deben entrenarse. Sus músculos espirituales deben estar en forma para resistir los ataques del enemigo. Usted debe andar con el Señor íntimamente todos los días, y esto le armará para la batalla.
Confíe en sus compañeros soldados. Rendirle cuentas a otra persona es una táctica maravillosa para capacitarle para resistir la tentación. Para muchos, esa persona es su cónyuge. ¿Tiene usted una persona a quien le rinde cuentas: un hombre o mujer maduros que le ayudan a mantenerse enfocado en la batalla y que le hace preguntas serias en cuanto a su vida, pensamientos, hábitos y prácticas? Si usted sabe que alguien le va a hacer preguntas serias, eso puede disuadirle de que participe en alguna práctica de pecado. Con otros soldados firmes a su lado en la batalla, usted verá que el poder de la tentación se desvanece.
Niéguese a caer en los trucos del enemigo. Cuando sea tentado, sea sabio.
No se deje engañar por lo que parece ser un pecado “seguro.” Es verdad, a lo mejor nadie lo pesca. Sin embargo, nadie puede esconderlo de los ojos del Señor.
No se engañe por la persuasión de la carne. Su enemigo y sus propios deseos le restarán importancia al pecado diciendo que no hace daño. La verdad es que el pecado siempre está lleno de destrucción.
No trate con mano de seda a sus emociones. Niéguese a procurar satisfacerse pensando que usted “necesita” eso, o que no tiene nada de malo considerarlo. Rechace esas nociones acudiendo a la verdad de Dios. .
No se deje confundir por los resultados inmediatos. El pecado puede ser dulce a los labios, pero a la larga pudre los huesos. Inversamente, hacer lo correcto puede no ser agradable al principio. Puede exigir que usted rechace a un amante, que diga que no a una oportunidad, o que deje pasar un placer. Sin embargo, a la larga, el Señor siempre recompensa la obediencia. No deje que los resultados inmediatos le desvíen de su meta última de agradar a su Padre celestial.
Finalmente, no se quiere merodeando las situaciones de tentación. “Huye, pues, de las pasiones juveniles,” le aconseja Pablo al joven Timoteo (2 Timoteo 2:22a). El otro lado de la moneda de “huir” es seguir: “sigue la justicia, la fe, el amor y la paz” (v. 22b).
Mediante un andar cerca a su Padre celestial, un darse cuenta de las tácticas del enemigo, responsabilidad en su vida, y dedicación a la verdad de Dios, usted puede vencer la tentación.


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