DESAFÍO DEL AMOR DÍA 24: EL AMOR EN OPOSICIÓN A LA LUJURIA

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 24: EL AMOR EN OPOSICIÓN A LA LUJURIA
El mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:17)


Adán y Eva tenían todo lo que necesitaban en el jardín del Edén. Tenían comunión con Dios e intimidad entre ellos. A pesar de esto, cuando a Eva la engañó la serpiente, vio el fruto prohibido y lo deseó con todo su corazón. Poco tiempo después, Adán participó de sus deseos y, en contra del mandamiento de Dios, los dos comieron. Así es la evolución: Desde los ojos al corazón y luego a la acción. Después, vienen la vergüenza y el arrepentimiento. Nosotros también tenemos todo lo que necesitamos para una vida plena, productiva y enriquecedora. "Nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él" (1 Timoteo 6:7). La Biblia va más allá y dice que deberíamos contentarnos con tenerla comida y la vestimenta esencial. Y Jesús prometió que estas dos cuestiones nunca les faltarían a los hijos de Dios (Mateo 6:25-33). Sin embargo, las bendiciones de Dios sobrepasan tanto estas necesidades básicas que podríamos decir que no nos falta nada. Aún así, al igual que Adán y Eva, queremos más. Así que ponemos los ojos y el corazón en la búsqueda del placer mundano. Intentamos satisfacer necesidades legítimas de maneras ilegítimas. Muchos buscan satisfacción sexual en otra persona o en imágenes pornográficas diseñadas para que se parezcan a una persona real. Miramos, clavamos los ojos y fantaseamos. Intentamos ser discretos pero apenas si apartamos la vista. Y una vez que la curiosidad está en nuestros ojos, el corazón se enreda. Entonces, actuamos en función de nuestra lujuria. También podemos codiciar posesiones, poder o tener una ambición orgullosa. Vemos lo que tienen los demás y lo queremos. Nuestro corazón se engaña y piensa: "Si sólo tuviera esto podría ser feliz". Entonces, tomamos la decisión de conseguirlo. "Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición" (1 Timoteo 6:9). La lujuria se opone al amor. Significa desear con pasión algo prohibido. Y en el caso de un creyente, es el primer paso para salir de la comunión con el Señor y con los demás. Esto se debe a que cada objeto de tu lujuria (ya sea un joven compañero de trabajo o una actriz, codiciar una casa de medio millón de dólares o un auto deportivo) representa el comienzo de una mentira. La persona o la cosa que parece prometer una satisfacción absoluta se asemeja más a un pozo sin fondo de anhelos insatisfechos. La lujuria siempre genera más lujuria. "¿Por qué hay enemistades y riñas entre ustedes? ¿Será que en el fondo del alma tienen un ejército de malos deseos?" (Santiago 4:1 BAD, paráfrasis). La lujuria logra que estés descontento con tu cónyuge. Genera enojo, adormece el corazón y destruye los matrimonios. Lleva a la desolación en lugar de a la plenitud. Es hora de desenmascarar a la lujuria y mostrar qué es en verdad: una sed equivocada de satisfacción que solo Dios puede saciar. La lujuria es como una luz de advertencia en el tablero de mandos de tu corazón, que te alerta si no estás permitiendo que el amor de Dios te llene. Cuando tienes los ojos y el corazón puestos en Él, tus acciones te guiarán a un gozo duradero en lugar de a ciclos interminables de reproche y condenación.
"Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:3-4). ¿Estás cansado de que la lujuria te mienta? ¿Estás harto de creer que los placeres prohibidos pueden mantenerte feliz y contento? Entonces, comienza a poner tus ojos en la Palabra de Dios. Deja que sus promesas de paz y libertad se abran paso en tu corazón. A diario, recibe el amor incondicional que Él ya te ha probado por medio de la cruz. Concéntrate en ser agradecido por todo lo que Dios ya te dio en lugar de elegir el descontento. Descubrirás que lo que Él provee te llena tanto que ya no necesitas la comida chatarra de la lujuria. Y mientras tanto, vuelve a poner los ojos y el corazón en tu cónyuge. "Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud [...] Su amor te embriague para siempre. ¿Por qué has de embriagarte, hijo mío, con una extraña, y abrazar el seno de una desconocida? Pues los caminos del hombre están delante de los ojos del Señor, y Él observa todos sus senderos" (Proverbios 5:18-21). "No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). La lujuria es lo mejor que este mundo tiene para ofrecer, pero el amor te ofrece la mejor vida del mundo.

El desafío de hoy

Ponle fin ahora. Identifica todo objeto de lujuria en tu vida y quítalo. Distingue cada mentira que has tragado al buscar el placer prohibido y recházala. No se puede permitir que la lujuria viva en una habitación trasera. Hay que matarla y destruirla (hoy mismo) y reemplazarla con las promesas de Dios y con un corazón lleno de su amor perfecto. __Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Qué área de lujuria identificaste? ¿Qué precio te ha hecho pagar con el tiempo? ¿Cómo te ha alejado de la persona que quieres ser? Escribe sobre tu nuevo compromiso de buscar a Dios (y a tu cónyuge) en lugar de ir detrás de deseos insensatos. Andad como libres, pero no uséis la libertad como pretexto para la maldad. (1º Pedro 2:16)

Recordando a un Adorador

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 23: EL AMOR SIEMPRE PROTEGE

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 23: EL AMOR SIEMPRE PROTEGE
[El que ama] defiende con firmeza, 1 Corintios 13.7  (BAD, paráfrasis)


Muchas cuestiones conforman el matrimonio; entre ellas, las alegrías, las penas, los logros y los fracasos. Sin embargo, cuando piensas cómo quieres que sea el matrimonio, lo último que se te ocurre es un campo de batalla. No obstante, deberías estar más que dispuesto a pelear algunas para proteger a tu cónyuge.

Por desgracia, tu matrimonio tiene enemigos exteriores. Vienen en distintas formas y utilizan distintas estrategias, pero sin dudas, conspirarán para destruir tu relación a menos que sepas cómo protegerte. Algunos enemigos son inteligentes y parecen atractivos, pero debilitan el amor y el aprecio entre ustedes.
Otros, intentan alejar tu corazón de tu cónyuge, proporcionándote fantasías dañinas y comparaciones poco realistas. Es una batalla que debes pelear para proteger tu matrimonio: una batalla en la cual el amor se coloca la armadura y toma una espada para defender lo que le pertenece. Tu cónyuge y tu matrimonio necesitan tu protección constante de obstáculos como estos: Las influencias dañinas. ¿Permites que ciertos hábitos envenenen tu hogar? Internet y la televisión pueden ser adquisiciones productivas y placenteras para tu vida, pero también pueden proveer un contenido destructivo y quitarle preciosas horas a tu familia. Lo mismo sucede con los horarios de trabajo que los mantienen separados durante una cantidad de tiempo poco saludable. No puedes proteger tu hogar si casi nunca estás; tampoco si estás desconectado de la relación. Debes luchar para mantener el equilibrio. Las relaciones poco saludables. No todos tienen lo necesario para ser buenos amigos. No todos los hombres con los que cazas y pescas hablan con prudencia en lo que se refiere a cuestiones del matrimonio. No todas las mujeres con las que te juntas a almorzar tienen una buena perspectiva con respecto al compromiso y las prioridades. A decir verdad, cualquier persona que socave tu matrimonio no merece recibir el título de "amigo". Y por cierto, debes estar siempre alerta y no permitir que las relaciones con el sexo opuesto en el trabajo, el gimnasio e incluso en la iglesia te alejen, en el ámbito emocional, de la persona a la que ya le diste tu corazón.
La vergüenza. Todos sienten algo de inferioridad y debilidad. Y como el matrimonio deja todo al descubierto tanto para ti como para tu cónyuge, es necesario que protejas la vulnerabilidad de tu esposo o esposa y nunca hables en forma negativa sobre tu cónyuge en público. Sus secretos son tus secretos (a menos, por supuesto, que presuman conductas destructivas que te pongan a ti, a tus hijos o a tu pareja en grave peligro). Por lo general, el amor esconde las fallas de los demás. Cubre su vergüenza.
Los parásitos. Cuidado con los parásitos, un parásito es cualquier ente que se te prenda a ti o a tu cónyuge y le quite la vida a tu matrimonio. En general, tienen la forma de alguna adicción, como los juegos de azar, las drogas o la pornografía. Prometen placer pero crecen como una enfermedad y consumen más y más tus pensamientos, tu tiempo y tu dinero. Les roban tu lealtad y tu corazón a las personas que amas. Los matrimonios casi nunca sobreviven si hay parásitos. Si amas a tu cónyuge, debes destruir cualquier adicción que tenga control sobre tu corazón. Si no lo haces, te destruirá.
La Biblia habla sin rodeos acerca de esta función protectora, a menudo mediante el uso de la analogía de un pastor.
Dios advirtió:
"Mi rebaño se ha convertido en presa [...] en alimento para todas las fieras del campo". ¿Cómo? "Por falta de pastor". No porque estos hombres fueran demasiado débiles para cumplir con su tarea, sino porque no prestaban atención. En lugar de vigilar para asegurarse de que los predadores no robaran ovejas, "los pastores se han apacentado a sí mismos y no han apacentado mi rebaño" (Ezequiel 34:8). Atendían sumamente bien sus necesidades y apetitos pero no se ocupaban demasiado de la seguridad de los que estaban bajo su cuidado. Esposa: tienes la función de protectora de tu matrimonio. Debes guardar tu corazón y no dejar que se aleje con las novelas, las revistas y otras formas de entretenimiento que empañan tu percepción de la realidad y le imponen expectativas injustas a tu esposo. En cambio, debes hacer tu parte para ayudarlo a sentirse fuerte, mientras evitas las fantasías televisivas que pueden alejar tu corazón de tu familia. "La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba" (Proverbios 14:1). Esposo: Eres la cabeza de tu hogar. Eres el responsable ante Dios de proteger la puerta y mantenerte firme contra cualquier cosa que amenace a tu esposa o a tu matrimonio. No es una tarea insignificante. Requiere un corazón valiente y una mente de acción preventiva. Jesús dijo: "Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa" (Mateo 24:43). Este es tu papel. Tómalo en serio.

El desafío de hoy
Quita todo obstáculo para la relación, cualquier adicción o influencia que te robe sentimientos y aleje tu corazón de tu cónyuge. __Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿De qué te deshiciste primero? ¿Necesitas quitar más cosas? ¿Qué esperas lograr en tu vida, en tu matrimonio y en tu relación con Dios al quitar estos obstáculos?
Serás restaurado [...] si alejas de tu tienda la injusticia. (Job 22:23)

Tomado del libro desafío del amor.

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 22: EL AMOR ES FIEL

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 22: EL AMOR ES FIEL

Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Señor. (Oseas 2:20)

Como cristianos, el amor es el fundamento de toda nuestra identidad. Nuestro renacimiento espiritual sucedió porque "de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Jesús declaró que el mandamiento más importante es "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón [...] tu alma [...] tu fuerza [...] tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (Lucas 10:27). Las personas deben distinguirnos como discípulos de Cristo por el amor que tenemos unos por otros (Juan 13:35). Nuestra existencia está arraigada y cimentada en amor (Efesios 3:17) y este amor debe expresarse con pasión y fervor (1 Pedro 4:8). Es una cualidad en la que debiéramos "abundar" más y más (1 Tesalonicenses 3:12), progresar en ella y dejar que cada vez nos defina mejor. Así que si fuimos creados para comunicar amor, ¿qué haces cuando alguien rechaza tu amor? ¿Qué haces cuando la persona a la que le entregaste tu vida deja de aceptar el amor que eres llamado a dar? El relato del profeta Oseas en la Biblia es asombroso. Contra toda lógica y decoro, Dios le ordenó que se casara con una prostituta. Quiso que el matrimonio de Oseas mostrara cómo era el amor incondicional del Cielo hacia nosotros. La unión de Oseas con Gomer produjo tres hijos pero, como era de esperar, esta mujer no se conformó siéndole fiel a un solo hombre. Así que Oseas tuvo que lidiar su corazón roto y con la vergüenza del abandono. La amó, pero ella rechazó su amor. Se habían acercado, ella fue desleal y adúltera y lo rechazó por la lujuria de completos extraños. El tiempo pasó y Dios volvió a hablarle a Oseas. Le dijo que fuera y reafirmara su amor por esta mujer que le había sido infiel muchas veces. Esta vez, ella había llegado a un nivel aún más bajo y Oseas tuvo que rescatarla de la esclavitud, pero pagó el precio de su redención y la llevó a su casa. Es cierto, ella había despreciado su amor. Había traicionado su corazón. Sin embargo, él volvió a recibirla en su vida y le expresó un amor incondicional. Es una historia verdadera, pero se utilizó como una imagen del amor de Dios hacia nosotros. Él nos colma de su favor aunque muchas veces no le prestamos atención. En ocasiones, hemos actuado de manera vergonzosa y hemos considerado su amor como una intrusión, como si nos impidiera obtener lo que de verdad queremos. Lo hemos rechazado de muchas formas (aun luego de recibir su regalo de salvación eterna), y sin embargo, sigue amándonos. Sigue siendo fiel. No obstante, su amor no evita que nos pida cuentas de nuestros malos tratos hacia Él. A menudo, pagamos un precio más alto por nuestro rechazo del que nos damos cuenta. Y sin embargo, elige responder con gracia y misericordia. "En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia" (Efesios 1:7). En Dios vemos el modelo de lo que hace el amor rechazado: permanece fiel. Jesús nos llamó a esta clase de amor en el pasaje conocido como el Sermón del Monte. Dijo: "Amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan" (Lucas 6:27-28). "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo" (Lucas 6:32-33).
"Amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos" (Lucas 6:35). Desde la posición estratégica del altar de tu boda, nunca hubieras soñado que esa persona con la cual te casaste se transformaría en una especie de "enemigo", alguien a quien tendrías que amar casi como un acto de completo sacrificio. Y sin embargo, demasiadas veces en el matrimonio, la relación se reduce a ese nivel. Aún al punto de la traición o, tristemente, de la infidelidad. Para muchos es el comienzo del final. La respuesta de algunas personas es pasar rápidamente a un divorcio trágico. Otros, por proteger más su reputación que su propia felicidad, deciden mantener la farsa en pie. Sin embargo, no tienen intención de adaptarse a la situación... mucho menos, de volver a amar al otro. No obstante, este no es el modelo del seguidor de Cristo. Si el amor debe ser como el de JÉSUS, debe amar aún cuando sus intentos de acercamiento son rechazados. Y para que tu amor sea así, debes tener el amor de Dios en primer lugar. Puedes darle amor inmerecido a tu cónyuge porque Dios te dio amor inmerecido a ti, repetidas veces y en forma duradera. A menudo, los que menos lo merecen son los que más reciben expresiones de amor. Pídele que te llene con la clase de amor que sólo Él puede proveer, y luego proponte dárselo a tu pareja de una manera que refleje tu gratitud a Dios por amarte. Es lo bueno del amor redentor. Es el poder de la fidelidad.

El desafío de hoy
El amor es una decisión, no un sentimiento. Es una acción que se pone en marcha, no un acto reflejo. Hoy mismo, elige comprometerte con el amor aún si a tu cónyuge ya casi no le interesa recibirlo. Dile hoy con palabras parecidas a estas: "te amo. Elijo amarte aún si no me retribuyes".
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Por qué es imposible esta clase de amor si el amor de Cristo no palpita en tu corazón? ¿De qué manera su presencia en tu vida te capacita para amar, aunque sea en forma unilateral?

He optado por el camino de la fidelidad. (Salmo 119:30 NVI)

Tomado del libro Desafío del Amor

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 21: EL AMOR SE SACIA EN DIOS

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 21: EL AMOR SE SACIA EN DIOS

El Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo. (Isaías 58:11)

El día 20 fue de vital importancia para el desafío de este libro... y para tu vida. Te enfrentaste cara a cara con la necesidad manifiesta de todo corazón humano. Y quizá, por primera vez, reconociste lo personal que es esta necesidad. Tal vez te hayas dado cuenta de que en tu caja de herramientas con talentos y recursos, nada podía reparar el daño que deja el pecado, y que Jesús es el único que puede proveer lo que te falta. Si lo recibiste por fe y le entregaste tu vida para que Él la administre y la guíe, entonces su Espíritu Santo está renovando tu corazón. Su sabiduría, su gracia y su poder ahora pueden liberarse en todo lo que hagas; incluyendo nada menos que tu matrimonio. Sin importar si es algo nuevo para ti o si sigues a Jesús hace bastante tiempo, es hora de que afirmes algo en tu mente: necesitas a Dios todos los días. No se trata de una propuesta de medio tiempo. Solo Él puede saciar, aunque todo lo demás te falle. Quizá tu esposo llegue tarde a casa una vez más; pero Dios siempre llegará a tiempo. Tal vez tu esposa te decepcione una vez más; pero puedes estar seguro de que Dios siempre cumplirá sus promesas. Todos los días tienes expectativas de tu cónyuge. A veces, las cumple. A veces no. Sin embargo, nunca podrá satisfacer por completo todas tus exigencias... en parte, porque algunas de tus exigencias son irracionales y en parte porque tu cónyuge es humano.

Sin embargo, Dios no lo es. Y los que acuden a Él cada día con una total dependencia para que satisfaga las necesidades reales de su vida son los que descubren que en verdad se puede depender de ÉL.

¿Acaso tu cónyuge puede darte paz interior? No; pero Dios sí. "Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7). ¿Acaso tu cónyuge puede lograr que estés satisfecho sin importar lo que la vida arroje a tu paso? No; pero Dios sí puede. "En todo y por todo he aprendido el secreto [...] de estar saciado [... Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13). En tu vida, hay necesidades que solo Dios puede satisfacer por completo. Aunque tu esposo o esposa puede saciar algunas de estas necesidades (al menos, de vez en cuando) solo Dios puede saciarlas todas: Tu necesidad de amor, tu necesidad de aceptación, tu necesidad de gozo. Es hora de renunciar a depender de alguien o algo para funcionar y sentirte realizado todo el tiempo. Solo Dios puede hacerlo, a medida que aprendas a depender de Él; pero quiere hacerlo a su manera, "Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Hay una necesidad real de amor, paz y suficiencia. Nadie dice que no deberías tenerla; pero en lugar de conectarte a cosas que, en el mejor de los casos, son inestables y que están sujetas a cambios (tu salud, tu dinero, incluso el afecto y las mejores intenciones de tu pareja), conéctate a Dios. Es lo único en tu vida que nunca cambia. Su fidelidad, su verdad y las promesas para sus hijos siempre permanecerán. Por eso necesitas buscarlo todos los días.
Nuestra única razón para no hacerlo es que en realidad no confiamos en Dios para que provea lo que necesitamos. Y sin embargo, la Biblia dice: "Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:4). Cuando lo buscamos primero, lo amamos primero y transformamos nuestra relación con Él en la prioridad principal, Él promete proveernos lo que en verdad necesitamos... y en realidad, Dios es lo único que hace falta para saciarnos. Una vez, Jesús habló con una mujer samaritana junto a un pozo; ella había intentado satisfacer sus necesidades por medio de una serie de relaciones fallidas. Con su vida y su cántaro vacíos, había llegado a este lugar quebrantada y endurecida, pero aún así con una necesidad desesperada. Sin embargo, en Cristo encontró lo que Él llamó "agua viva" (Juan 4:10); una provisión abundante que no era solo para saciar su sed temporal. Lo que Jesús le ofreció de beber fue una refrescante y permanente satisfacción del alma. Y es lo que está a tu disposición cada mañana al amanecer y cada noche antes de acostarte, sin importar quién sea tu cónyuge o lo que te haya hecho. Dios es tu provisión diaria de todo lo que necesitas.

El desafío de hoy
En forma intencional, aparta tiempo para orar y leer la Biblia. Intenta leer un capítulo de Proverbios cada día (hay 31 capítulos: la provisión para un mes), o leer un capítulo de los evangelios (mateo, marcos, Lucas y Juan). Cuando lo hagas, sumérgete en el amor y las promesas que Dios tiene para ti. Esto te hará crecer más en tu caminar con él.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Cómo crees que pasar tiempo a diario con Dios cambiará tu situación y tu perspectiva? ¿Cómo puedes incluir más a Dios en tu día?

Abres tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente. (Salmo 145:16)

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 20: EL AMOR ES JESUCRISTO

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 20: EL AMOR ES JESUCRISTO
 Mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos.
(Romanos 5:6)

La reflexión y el desafío de ayer nos llevaron a esta conclusión. Por fortuna, es una conclusión con la cual puedes vivir: hoy, mañana y para siempre. Jesús ha venido a buscarte y a salvarte (Lucas 19:10). Todas las cosas en las que has fracasado, cada minuto que malgastaste intentando arreglar las cosas a tu manera... todo puede perdonarse y restaurarse al colocar tu vida en manos del que te la dio primero. Quizá nunca lo hiciste. Entonces, hoy es tu día. "Ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de la salvación" (2 Corintios 6:2). Quizá lo hiciste hace años} pero te has alejado mucho de tus raíces espirituales. Entonces, "arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor" (Hechos 3:19)-Aun si Cristo es tu estilo de vida y nunca dejaste de caminar en comunión con Él, los siguientes pasajes de las Escrituras serán un renovado motivo de gratitud por todo lo que ha hecho por ti.

La Biblia dice que somos pecadores desde que nacemos, desde el momento en que llegamos al mundo. "He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre" (Salmo 51:5). "Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas" (Isaías 64:6). Dios no envía al infierno a personas inocentes. Lo merecemos. Sencillamente, no podemos ser lo nucientemente buenos como para vivir con un Dios puro y santo. Sin embargo, "Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él" (1 Juan 4:9). "Aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo [...] Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:6-8). "Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados" (1 Pedro 2:24). Por su muerte, Él invalidó la idea de que no mereces ser amado y no tienes valor. Si alguna vez te sientes de esa manera, no estás mirando la cruz. Allí, Él probó su amor por ti. No se puede comprender por completo un amor semejante. "A duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:7-8). Este amor tampoco se puede ganar. "Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). "Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9). Es necesario recibirlo. "Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, V con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10:9-10). Y cuando te apropias de esta nueva vida y este nuevo amor, eres libre para amar con una capacidad que nunca antes tuviste. "En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos [...] Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto" (1 Juan 3:13-23 NVI). "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan 4:8).
Él estuvo dispuesto a amarte aunque no lo merecías, aún cuando no correspondiste a ese amor. Pudo ver todos tus defectos y tus imperfecciones y aún así eligió amarte. Su amor hizo el mayor de los sacrificios para satisfacer la mayor de tus necesidades. Como resultado puedes (mediante su gracia) caminar en la plenitud y la bendición de su amor. Ahora y para siempre. Esto significa que ahora compartes este mismo amor con tu cónyuge. Puedes amar aún cuando no te ame. Puedes ver todos sus defectos y sus imperfecciones y aún así elegir amarlo. Y aunque no puedes satisfacer sus necesidades al igual que Dios, puedes transformarte en su instrumento para satisfacer las necesidades de tu cónyuge. Como resultado, él o ella podrá caminar en la plenitud y la bendición de tu amor. Ahora y hasta la muerte. El verdadero amor solo se encuentra en Cristo. Y luego de recibir su regalo de nueva vida al aceptar su muerte en tu lugar y el perdón de tus pecados, por fin estás listo para poner en práctica el desafío.

El desafío de hoy

Atrévete a tomarle la palabra a Dios. Atrévete a confiar en Jesucristo para la salvación. Atrévete a orar: "señor Jesús, soy pecador; pero has demostrado tu amor por mí al morir para perdonar mis pecados, y has probado tu poder para salvarme de la muerte mediante tu resurrección. Cambia mi corazón y sálvame con tu gracia".
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. Escribe tu experiencia. Aunque solo renueves tu compromiso de recibir y expresar el amor de Dios, ¿qué te ha mostrado Él hoy?


En su amor y en su compasión los redimió. (Isaías 63:9)

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 19: EL AMOR ES IMPOSIBLE

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 19: EL AMOR ES IMPOSIBLE
Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (1 Juan 4:7)


El desafío del amor comienza con un secreto. Y aunque ha sido un elemento tácito cada día, es probable que hayas ido acumulando más y más sospechas.
Ahora que llegaste hasta aquí, se trata de un secreto que estás descubriendo solo, aunque no sepas cómo expresarlo exactamente. El secreto es el siguiente: Tu corazón no puede fabricar el amor incondicional (o amor ágape). Es imposible. Excede tus capacidades. Excede todas nuestras capacidades. Quizá hayas demostrado ternura y generosidad de alguna manera, y tal vez hayas aprendido a ser más considerado. Sin embargo, amar a alguien en forma desinteresada e incondicional es otra cosa. Entonces, ¿cómo puedes hacerlo? Te guste o no, el amor ágape no es algo que puedes hacer.
Es algo que solo Dios puede nacer. Y es gracias a su gran amor por ti (y a su amor por tu cónyuge), que El elige expresar ese amor a través de ti. Aun así, quizá no lo creas. Tal vez estés convencido de que si te esfuerzas y te comprometes lo suficiente, puedes obtener de tu corazón el amor incondicional, perdurable y sacrificial. Quieres creer que está en ti. ¿Pero cuántas veces tu amor no ha podido evitar que mientas, que codicies, que reacciones en forma exagerada, que pienses mal de la persona a la que prometiste delante de Dios que amarías durante el resto de tu vida? ¿Cuántas veces tu amor ha sido incapaz de controlar tu enojo? ¿Cuántas veces te ha motivado a perdonar o ha traído un final pacífico a una pelea?
Esta incapacidad es la que pone de manifiesto la condición pecaminosa de la humanidad. Ninguno de nosotros ha alcanzado los mandamientos de Dios (Romanos 3:23). Todos hemos demostrado egoísmo, odio y orgullo. Y a menos que haya algo que nos limpie de estos atributos impíos, seremos declarados culpables ante Dios (Romanos 6:23). Por eso, si no estás a cuentas con Dios, no puedes amar de verdad a tu cónyuge porque Él es la fuente de ese amor. No puedes dar lo que no tienes. No puedes invocar reservas ni recursos interiores que no existen. Así como no puedes regalar un millón de dólares si no los tienes, no puedes dar más amor del que posees. Puedes intentarlo, pero fracasarás. Así que, en concreto: el amor que puede soportar todas las presiones está fuera de tu alcance, mientras busques encontrarlo dentro de ti mismo. Necesitas que alguien te dé esa clase de amor. "El amor es de Dios" (1 Juan 4:7). Y solo los que le han permitido a Dios que entre a su corazón por medio de la fe en su hijo, Jesús (solo los que han recibido el Espíritu de Cristo al creer en su muerte y su resurrección) pueden aprovechar el verdadero poder del amor. Jesús dijo: "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Y también dijo: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho" (Juan 15:7)- Por medio de Cristo, Dios ha prometido habitar en tu corazón a través de la fe para que conozcas "ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que de la plenitud de Dios" (Efesios 3:19, RVR1995).
Cuando te rindes a Cristo, su poder puede obrar a través de ti. aún en tu mejor momento, no estás a la altura de los principios de Dios. Sin embargo, Él "es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros" (Efesios 3:20). De esa manera puedes amar a tu cónyuge. Así que este secreto inquietante (por más frustrante que parezca) tiene un final feliz para los que dejen de resistir y reciban el amor que Dios tiene para ellos. Esto significa que el amor que ha "derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:5) está siempre a nuestro alcance, cada vez que elegimos someternos a él. Sencillamente, no podrás hacerlo sin Dios. Quizá nunca le entregaste tu corazón a Cristo, pero hoy sientes que te atrae hacia Él. Tal vez, por primera vez te des cuenta de que tú también has quebrantado los mandamientos de Dios, y que tú culpa impedirá que lo conozcas. Sin embargo, las Escrituras dicen que si te arrepientes y te alejas de tu pecado al volverte a Dios, Él está dispuesto a perdonarte gracias al sacrificio que hizo su Hijo en la cruz. Él te está buscando, no para esclavizarte sino para liberarte, para que puedas recibir su amor y su perdón. Luego, podrás comunicárselo a la persona que fuiste llamado a amar. Quizá, ya seas creyente, pero admites que te has alejado de tu comunión con Dios. No lees la Palabra, no oras, quizá ya ni siquiera vayas a la iglesia. El amor que corría por tus venas se ha ido reduciendo hasta llegar a la apatía. Lo cierto es que no puedes vivir sin Él y no puedes amar sin El; pero Dios podría hacer cosas increíbles en tu matrimonio si depositas en Él tu confianza.

El desafío de hoy
Vuelve a mirar los desafíos de los días anteriores. ¿Hubo algunos que te parecieron imposibles? ¿Has tomado conciencia de la necesidad de que Dios cambie tu corazón y te dé la capacidad de amar? Pídele que te muestre cómo está tu relación con él, y reclama la fortaleza y la gracia para resolver tu destino eterno. __Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Qué crees que Dios te está diciendo? ¿Sientes que algo se agita en tu interior? ¿Qué decisión has tomado en respuesta a esto?

Eso es imposible, pero para Dios todo es posible. (Mateo 19:26)

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 18: EL AMOR PROCURA COMPRENDER

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 18: EL AMOR PROCURA COMPRENDER 
Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento. (Proverbios 3:13)

 Nos gusta descubrir todo lo que podemos sobre las cosas que nos importan de verdad. Si se trata de nuestro equipo de fútbol preferido, leeremos todo artículo que nos ayude a saber cómo se desarrolla. Si se trata de cocina, veremos los canales que revelan las mejores técnicas de parrilla o recetas de postres. Si un tema nos resulta atractivo, prestaremos atención cada vez que surja. De hecho, a menudo es un área de estudio personal. Por supuesto, está bien tener intereses ajenos al matrimonio y saber mucho sobre ciertas cuestiones. Sin embargo es aquí donde el amor haría la siguiente pregunta: "¿Cuánto sabes con respecto a tu pareja?" Piensa en la época en la que eran novios. ¿Acaso no estudiabas a la persona por quien tu corazón latía? Cuando un hombre intenta ganar el corazón de una mujer, la estudia. Descubre lo que le gusta, lo que no le gusta, sus hábitos y sus pasatiempos; pero una vez que gana su corazón y se casa, a menudo deja de descubrir cosas sobre ella. El misterio y el desafío de conocerla parecen menos intrigantes, y sus intereses comienzan a desviarse hacia otras áreas.
A menudo, también es cierto en el caso de las mujeres, quienes al principio admiran y respetan al hombre con el cual quieren estar y luego del matrimonio, esos sentimientos comienzan a desvanecerse, a medida que la realidad revela que su "príncipe" es un hombre con imperfecciones y muchos defectos.

Sin embargo, tu cónyuge todavía tiene misterios escondidos para descubrir, si logras comprender esto será una ayuda para unirlos más a los dos. Incluso puede traerte favor a los oíos de tu pareja. "El buen entendimiento produce favor" (Proverbios 13:15). Considera el siguiente punto de vista: si todo lo que estudiaste de tu cónyuge antes de casarte fuera equivalente a un diploma de la escuela secundaria, entonces deberías seguir aprendiendo sobre tu pareja hasta obtener un "título universitario", una "maestría" y por último, un "doctorado". Imagínalo como un viaje que dura toda la vida, el cual te acerca cada vez más a tu cónyuge.

• ¿Sabes cuáles son sus mayores esperanzas y sus sueños?
• ¿Comprendes bien cómo prefiere dar y recibir amor?
• ¿Conoces los mayores temores de tu cónyuge y por qué lucha con ellos?

Uno de los problemas que impide tener una buena relación con tu cónyuge es que sencillamente no lo comprendes. Es probable que reaccione en forma muy distinta a ti frente a ciertas situaciones, y no comprendes por qué. Estas diferencias (aun las que son relativamente insignificantes) pueden ser causa de muchas peleas y conflictos en tu matrimonio. Esto se debe a que, como dice la Biblia, tenemos la tendencia de "maldecir" las cosas que no entendemos (Judas 10 NVI). Los gustos y las preferencias de tu cónyuge tienen sus razones. Cada matiz de su carácter tiene como trasfondo una historia. Cada elemento que conforma su identidad y su manera de pensar se expresa en una serie de principios guía, los cuales a menudo solo tienen sentido para la persona que los sostiene; pero vale la pena tomarse el tiempo para estudiar por qué es de esa manera. Si extrañas el nivel de intimidad que supiste tener con tu cónyuge, una buena manera de volver a ganar su corazón es comprometiéndote a conocerlo. Estúdialo. Léelo como a un libro que intentas comprender.
Haz preguntas. La Biblia dice: "El oído del sabio busca el conocimiento" (Proverbios 18:15). El amor toma la iniciativa de comenzar las conversaciones. Tu cónyuge necesita saber que tu deseo de comprenderlo es auténtico y genuino, sólo así podrás lograr que se abra. Escucha. "Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana" (Proverbios 10:14). El objetivo de comprender a tu cónyuge es escucharlo, no decirle lo que piensas, aún si no es demasiado conversador, el amor te llama a sacar las "aguas profundas" que viven en él (Proverbios 20:5). Pídele discernimiento a Dios. "Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia" (Proverbios 2:6). Las diferencias entre los sexos, trasfondos familiares y las distintas experiencias pueden nublar tu capacidad para conocer el corazón y las motivaciones de tu cónyuge. Sin embargo, Dios da sabiduría. El Señor te mostrará lo que necesitas para saber cómo amar mejor a tu cónyuge. "Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable" (Proverbios 24:3-4). Hay una profundidad de belleza y significado dentro de tu esposa o tu esposo, que te sorprenderá a medida que descubras más al respecto. Entra en el misterio con esperanza y entusiasmo. Desea conocer a esta persona aún mejor de lo que ya la conoces. Transfórmala en tu campo de estudio elegido, y llenarás tu hogar con las riquezas que solo el amor puede generar.

El desafío de hoy
Prepara una cena especial en tu casa, solo para ustedes dos. La cena puede ser tan especial como quieras. Dedica este tiempo a conocer mejor a tu cónyuge, quizá en áreas de las cuales no han hablado casi nunca. Decide que sea una noche agradable para los dos.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué descubriste de tu cónyuge que no sabías? ¿Cómo podrías continuar en otra ocasión, de otras maneras, este proceso de descubrimiento? ¿Qué momentos hicieron que esta noche fuera memorable? Para encontrar una lista de preguntas relacionadas con el desafío de hoy, ver el Apéndice de la página 206.
Adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. 
(Proverbios 4:7)

Tomado del libro Desafío del amor

Libre de Culpa

Libre de culpa

Texto: El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13
Si confesamos nuestros pecados, él (Dios) es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9

Sonia llevó su ropa sucia al río, en donde sus vecinas también estaban lavando. Pero le avergonzaba tanto que las otras mujeres vieran sus prendas sucias, que se conformó con zambullir varias veces su cesta llena de ropa, sin lavarla realmente, antes de regresar a su casa.
Muchas veces actuamos como Sonia. Nos cuesta «sacar la ropa sucia», es decir, reconocer nuestras faltas ante Dios y ante nuestros hermanos. Sin embargo, el único medio para ser liberados de esas faltas que nos cargan y nos esclavizan es contárselas a Dios, sin esconder nada, y luego abandonarlas.
A veces no nos importaría admitir nuestra culpabilidad en general, sin entrar en detalles, pero esa no es la confesión de la que habla la Biblia. Concreticemos: cada vez que seamos conscientes de una falta, confesémosla cuanto antes a Dios, volviendo mentalmente a la cruz donde el Señor Jesús sufrió por nuestros pecados, por mis pecados. Porque sólo la sangre de Jesucristo nos purifica de una mala conciencia.
Pero, ¿dónde podemos hallar la fuerza para reconocer nuestras faltas? Depositando nuestra confianza en Dios; su amor es tan grande que nos perdonará tan pronto como le confesemos nuestro mal.

Si cuidamos de nuestra conciencia y reconocemos nuestras faltas cuando alguien nos las señala, seremos libres y lúcidos. Por ello, nunca busquemos la base de nuestra justicia en nosotros mismos, sino únicamente en Dios.

LA BUENA SEMILLA

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 17: EL AMOR CULTIVA LA INTIMIDAD

DESAFÍO DEL AMOR DÍA 17: EL AMOR CULTIVA LA INTIMIDAD


EI que perdona la ofensa cultiva el amor, el que insiste en la ofensa divide a los amigos. (Proverbios 17:9 NVI)
Puedes ser unido con un buen amigo que conoces desde la infancia o la universidad. Puedes ser unido con un hermano, con tus padres o con un primo que tenga más o menos tu edad. Sin embargo, nada se compara con la unidad que se experimenta entre un esposo y una esposa. El matrimonio es la relación humana más íntima. Por eso lo necesitamos tanto. Cada uno de nosotros llega a la vida con un hambre innato por ser conocido, amado y aceptado. Queremos que las personas sepan nuestro nombre, nos reconozcan cuando nos vean y nos valoren por lo que somos. La posibilidad de compartir nuestro hogar con alguien que nos conoce hasta el detalle más íntimo es parte del profundo placer del matrimonio. Sin embargo, en esta gran bendición también yace su mayor peligro. Alguien que nos conoce a fondo puede amarnos con una profundidad que jamás imaginamos o puede herirnos de manera tal que nunca nos recuperemos del todo. Es el fuego y el temor del matrimonio. ¿Cuál de ellos experimentas más en tu hogar hoy? ¿Los secretos que tu cónyuge conoce sobre ti son motivo de vergüenza o motivos para unirlos más? Si tu cónyuge fuera a responder esta misma pregunta, ¿diría que lo haces sentir seguro o asustado?
Si el hogar no es considerado como un lugar seguro, los dos se verán tentados a buscar esa seguridad en otra parte. Quizá, te vuelques a otra persona e inicies una relación que coquetee con el adulterio o en última instancia, lo cometa. Tal vez busques consuelo en el trabajo o en pasatiempos fuera de casa, en algo que te proteja, en parte, de la intimidad pero que también te mantenga rodeado de personas que te respeten y te acepten.

Tu pareja no debería sentirse presionada a ser perfecta para recibir tu aprobación. No tendría que andar con pie de plomo en donde debiera sentirse en libertad de caminar con soltura. La Biblia dice: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor" (i Juan 4:18). En tu matrimonio, debería de haber una atmósfera de libertad. Al igual que Adán y Eva en el jardín, la relación estrecha entre ustedes debiera intensificar su intimidad. Estar desnudos y no sentir vergüenza (Génesis 2:25) debería ser parte de la misma frase en tu matrimonio: en el ámbito físico y emocional. Hay que admitir que es un tema delicado. El matrimonio ha descargado el bagaje de otra persona sobre tu vida, y el tuyo sobre la vida de esa persona. Es natural sentirse avergonzado de que se le haya revelado tanto sobre ti a alguien más; pero es tu oportunidad para guardar toda esta información privada en el abrazo protector de tu amor, y prometer ser la persona que mejor pueda ayudar a tu cónyuge a manejarla. Algunos de estos secretos pueden necesitar corrección. Por lo tanto, puedes ser un agente de sanidad y restauración: no con sermones ni críticas, sino escuchando con amor y ofreciendo apoyo. Algunos de estos secretos solo necesitan ser aceptados. Son parte del carácter y la historia de esta persona. Y aunque quizá no sea agradable, siempre habrá que tratar estas cuestiones con tacto y dulzura.

En cualquiera de los dos casos, solo tú ejerces el poder de rechazar a tu cónyuge debido a estas cosas o de aceptarlo e invitarlo a pasar, con todos sus defectos. Sabrá que se encuentra en un lugar seguro donde tiene la libertad de cometer errores, o se encerrará en sí mismo y lo perderás, quizá para siempre. Amar bien a tu cónyuge debería ser la labor de tu vida. Piénsalo así: Nadie te conoce mejor que Dios, quien te hizo. El autor del Salmo 139 tenía razón cuando dijo: "Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aún antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda" (Salmo 139:2-4). Y sin embargo, Dios, quien conoce los secretos que escondemos incluso de nosotros mismos, nos ama con una profundidad que no podemos ni comenzar a comprender. ¿Cuánto más deberíamos (como personas imperfectas) extender la mano a nuestro cónyuge con gracia y comprensión, aceptándolo por quien es y asegurándole que sus secretos están seguros con nosotros? Quizá esta sea un área en la que has fracasado en el pasado. Si es así, no esperes que, de inmediato, tu pareja te deje entrar sin impedimentos a su corazón. Debes comenzar a reconstruir la confianza. A Jesús mismo se lo describe como el único que no se entromete en la vida de las personas, sino que permanece en la puerta y llama. "Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Apocalipsis 3:20). Siempre hace falta tiempo para que se desarrolle la realidad de la intimidad, en especial, luego de haber sido puesta en peligro. Hoy mismo puedes tomar el compromiso de restablecerla... esto es así para cualquiera que esté dispuesto a aceptar el desafío.

El desafío de hoy
Decide proteger los secretos de tu cónyuge (a menos que sean peligrosos para él o para ti) y ora por él. Habla con tu cónyuge y decide demostrar amor a pesar de estas cuestiones. Escúchalo de verdad cuando te cuente pensamientos y luchas personales. Haz que se sienta seguro. __Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Cuánto te cuesta detenerte y no decir algo crítico o de otro tipo? ¿Qué aprendiste hoy sobre tu cónyuge al escucharlo?

Yo soy de mi amado y mi amado es mío. (Cantar de los Cantares 6:3)

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