DESAFIO DEL AMOR - DIA 1 Paciencia

DIA 1: EL AMOR ES PACIENTE



Sean humildes, amables y pacientes, y con amor dense apoyo los unos a los otros. (Efesios 4:2) El amor da resultado. Es el motivador más poderoso de la vida y tiene una profundidad y un significado tanto mayor de lo que comprende la mayoría de las personas. Siempre hace lo mejor para los demás y puede darnos la capacidad de enfrentar el problema más terrible. Nacemos con una sed de amor que dura toda la vida. Nuestro corazón lo necesita con desesperación, como nuestros pulmones necesitan el oxígeno. El amor cambia nuestra motivación para vivir. Con él, las relaciones cobran significado. Ningún matrimonio puede tener éxito sin amor. El amor se apoya en dos pilares que lo definen a la perfección. Esos pilares son la paciencia y la bondad. Las otras características del amor son extensiones de estos dos atributos. Y aquí comenzará tu desafío: con la paciencia. El amor te inspirará a transformarte en una persona paciente. Cuando decides ser paciente, respondes en forma positiva frente a una situación negativa. Eres lento para enojarte. Decides guardar la compostura en lugar de enfadarte con facilidad. En vez de ser impaciente y exigente, el amor te ayuda a calmarte y comenzar a demostrar misericordia a los que te rodean. La paciencia trae una tranquilidad interior durante una tormenta exterior. A nadie le gusta estar cerca de una persona impaciente. Hace que reacciones exageradamente con enojo, insensatez y de manera lamentable.
El enojo frente a una acción injusta, irónicamente, genera nuevos agravios. El enojo casi nunca mejora las cosas. Es más, en general produce problemas adicionales. Por el contrario, la paciencia para en seco cualquier controversia. Más que morderte el labio, más que taparte la boca con la mano, la paciencia es un suspiro profundo. Despeja el ambiente. No deja que la insensatez agite amenazante su cola de escorpión. Es la decisión de controlar tus sentimientos en lugar de permitir que estos te controlen, y recurre al tacto en vez de devolver mal por mal. Si tu cónyuge te ofende, ¿tomas represalias con rapidez o permaneces bajo control? ¿Acaso el enojo es tu estado emocional por defecto cuando te tratan en forma injusta? Si así es, estás esparciendo veneno en lugar de medicina. En general, el enojo se produce cuando un fuerte deseo de algo se mezcla con la desilusión o el dolor. No obtienes lo que quieres y comienza a subir la temperatura en tu interior. A menudo, es una reacción emocional que surge de nuestro propio egoísmo, de nuestra insensatez o de nuestras malas motivaciones. En cambio, la paciencia nos hace sabios. No se apresura a sacar conclusiones sino que escucha qué dice la otra persona. La paciencia permanece a la puerta, allí donde el enojo hace todo lo posible por entrar, y espera a tener una visión completa de la situación antes de juzgar. La Biblia dice: “El lento para la ira tiene gran prudencia, pero, el que es irascible ensalza la necedad” (Proverbios 14:29). Así como la falta de paciencia transformará tu hogar en una zona de combate, la práctica de la paciencia fomentará la paz y la tranquilidad. “El hombre irascible suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas” (Proverbios 15:18). Afirmaciones como estas, del libro de Proverbios en la Biblia, son principios claros que tienen una relevancia eterna. La paciencia es el punto en que el amor se une a la sabiduría. Y todo matrimonio necesita esa combinación para permanecer saludable.

La paciencia te ayuda a darle permiso a tu cónyuge para que sea humano. Comprende que todos fallamos. Cuando se comete un error, decide darle más tiempo del que se merece para corregirlo. Te proporciona capacidad para resistir durante las épocas difíciles en la relación, en lugar de huir ante la presión, ¿Tu cónyuge puede estar seguro de que tiene una esposa o un esposo paciente con el cual tratar? ¿Ella puede saber que si deja las llaves dentro del auto y lo cierra encontrará tu comprensión en lugar de un sermón degradante que la haga sentir como una niña? ¿Él puede saber que alentar durante los últimos segundos de un partido de fútbol no traerá como consecuencia una lista ofensiva y larga de maneras en las que debería pasar el tiempo? Hay pocas personas con las que resulta tan difícil vivir como con alguien impaciente. ¿Cómo sería el tono y el volumen de tu hogar si probaras el siguiente enfoque bíblico? “Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos” (1 Tesalonicenses 5:15). A pocos de nosotros nos resulta fácil la paciencia, y a ninguno le surge en forma natural. Sin embargo, las mujeres y los hombres sabios la considerarán el ingrediente esencial para su relación matrimonial. Es un buen punto de partida para comenzar a demostrar el amor verdadero. Este viaje para atreverse a amar es un proceso, y lo primero que debes decidir poseer es paciencia. Considéralo como un maratón, y no una carrera corta. Sin embargo, es una carrera que vale la pena correr.

El desafío de hoy (la Tarea)
La primera parte de este desafío es bastante simple. Aunque el amor se comunica de distintas maneras, nuestras palabras a menudo reflejan la condición de nuestro corazón. Durante el próximo día, decide demostrar paciencia y no decirle nada negativo a tu cónyuge. Sí surge la tentación, elige no decir nada. Es mejor contenerte que expresar algo que luego lamentarás.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿En este día sucedió algo que te haya hecho enojar con tu cónyuge?

¿Te viste tentado a tener pensamientos de desaprobación y a expresarlos en palabras?

Que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira.
(Santiago 1:19)


¿Qué guía su vida?


¿Qué Está Conduciendo Su Vida?
He observado que lo que conduce a muchos a lograr el éxito
es la fuerza impulsadora de la envidia y los celos.
Eclesiastés 44 (LB)
Un hombre sin propósito es como una barca sin timón – un soplo, un nadie, no es un hombre. Thomas Carlyle

La vida de cada uno de nosotros es conducida por algo.
La mayoría de los diccionarios definen el verbo conducir como "guiar, controlar, dirigir."
Cuando conduce un auto, o una orquesta o una investigación usted está guiando, controlando y dirigiendo eso en ese momento. ¿Cuál es la fuerza que conduce su vida?
Puede que en este momento lo esté conduciendo un problema, una presión o una fecha tope. Puede que lo esté conduciendo una memoria dolorosa, un miedo espantador o una creencia inconsciente. Hay cientos de circunstancias, valores y emociones que pueden conducir su vida. Aquí tiene cinco de las fuerzas más comunes: Muchas personas son conducidas por la culpa. Se pasan toda su vida huyendo de sus remordimientos y escondiendo su vergüenza. Las personas conducidas por la culpabilidad son manipuladas por sus memorias. Permiten que su pasado controle su futuro. Muy a menudo inconscientemente se castigan a sí mismas al sabotear su propio éxito. Cuando Caín pecó, su culpa lo desconectó de la presencia de Dios y Dios le dijo, "Serás un inquieto vagabundo sobre la tierra." 1 Esto describe a la mayoría de la gente de hoy – vagabundean por la vida sin un propósito.
Somos productos de nuestro pasado, pero no tenemos que ser sus prisioneros. El propósito de Dios no es limitado por su pasado. El transformó a un asesino  llamado Moisés en un líder y a un cobarde llamado Gedeón en un valiente héroe, y El también puede hacer cosas maravillosas con el resto de su vida. Dios se especializa en darle a las personas un nuevo comienzo. La Biblia dice, "¡Qué felicidad la de aquellos cuya culpa ha sido perdonada!... Qué alivio para aquellos que han confesado sus pecados y a los cuales Dios les ha limpiado su expediente."
Muchas personas son conducidas por el resentimiento y el enojo.
Se aferran a sus heridas y nunca logran superarlas. En lugar de librarse del dolor que sienten por medio del perdón, lo repiten una y otra vez en sus imaginaciones. Algunas personas que son conducidas por el resentimiento se "cierran" e internalizan su enojo, mientras que otras se "inflan" y explotan cuando están con otros. Ambas reacciones son nocivas e inútiles.
El resentimiento siempre lo daña a usted más que a la persona que resiente. Mientras que el que lo ofendió probablemente olvidó la ofensa y siguió con su vida, usted continúa ardiendo en su dolor, perpetuando el pasado.
Escuche: los que lo han herido en el pasado no pueden continuar hiriéndolo en el presente a menos que se aferre al dolor a través del resentimiento. ¡Su pasado ya pasó! Nada lo puede cambiar. Sólo se está haciendo daño a usted mismo con su amargura. Por su propio bien, aprenda de su herida y déjela ir. La Biblia dice, "Preocuparse hasta el extremo por el resentimiento es hacer algo tonto y sin sentido."

Muchas personas son conducidas por el temor.
El temor puede haber sido el resultado de una experiencia traumática, de expectaciones irrazonables, de haber crecido en un hogar de extremo control e incluso de una predisposición genética. No importa cuál haya sido la causa, las personas que son conducidas por el temor a menudo se pierden de grandes oportunidades porque sienten miedo de arriesgarse. Y en lugar de arriesgarse, siempre hacen lo seguro, evitan los riesgos y tratan de mantener el status quo.
El temor es una prisión en la que usted mismo se mete, que le impedirá llegar a ser lo que Dios tiene intenciones que sea. Tiene que moverse en contra del temor con las armas de la fe y el amor. La Biblia dice, "El amor bien formado hace desaparecer el temor. Como el temor es debilitante, una vida llena de temor – con miedo de la muerte, con miedo del juicio – es una vida que todavía no ha sido formada totalmente en amor."

Muchas personas son conducidas por el materialismo.
El deseo de adquirir se convierte en la única meta de sus vidas. Esta fuerza que los conduce a siempre querer tener más y más, está basada en ideas erróneas que dicen que tener más me hará más feliz, más importante y más seguro; pero estas tres ideas son falsas. Las posesiones solamente proveen una felicidad temporal. Debido a que las cosas no cambian, eventualmente nos aburrimos de ellas y entonces queremos una versión mejor, mayor y más nueva.
También es un mito que si tengo más, seré más importante. Mi valor como persona y el valor de mis posesiones no son lo mismo. Su valor no está determinado por lo valioso que son sus posesiones, y Dios dice que las cosas más valiosas de la vida ¡no son cosas!
El mito más común acerca del dinero es que al tenerlo más, estaré más seguro. No estará más seguro. La riqueza se puede perder instantáneamente por medio de una variedad de factores incontrolables. La verdadera seguridad solamente se puede encontrar en aquello que nunca se le puede quitar: su relación con Dios.

Muchas personas son conducidas por la necesidad de ser aprobadas.
Permiten que las expectaciones de sus padres o de sus cónyuges o de sus hijos o de sus maestros o de sus amigos controlen sus vidas. Muchos adultos todavía están tratando de ganarse la aprobación de padres que nunca podrán complacer. Otros se dejan conducir por la presión de sus amigos, siempre preocupados de lo que otros puedan pensar. Desgraciadamente, los que se dejan llevar por la multitud, se han perdido en ella.
No conozco todas las claves del éxito, pero una clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo. Ser controlado por las opiniones de otros le garantiza   que no encontrará los propósitos de Dios para su vida. Jesús dijo, "Nadie puede servir a dos señores."
Existen otras fuerzas que pueden conducir su vida pero todas lo llevan al mismo  callejón sin salida: a un potencial desperdiciado, a un estrés innecesario y a una vida insatisfecha.

Una vida guiada, controlada y dirigida por los propósitos de Dios.
 No hay nada más importante que conocer los propósitos de Dios para su vida y no hay nada que pueda compensar el no saberlos – ni el éxito, ni la riqueza, ni la fama, ni el placer. Sin un propósito, su vida es un movimiento sin significado, una actividad sin dirección y unos eventos sin razón. Sin un propósito, su vida es trivial, insignificante y vacía.

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