¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo
con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la
tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol…
Eclesiastés 1:3-6
¿Tiene sentido mi vida? ¿En qué consiste la verdadera sabiduría?
¿Cómo asimilar la perspectiva de la muerte? ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida?
Estas son algunas de las múltiples preguntas sobre las cuales nos invita a
reflexionar el libro del Eclesiastés o del Predicador. Nos habla de la
experiencia de alguien que está buscando la felicidad y el sentido de la vida.
Sin relación con Dios, el hombre gira en torno a sí mismo, se atormenta y es incapaz de salir del problema. El Predicador nos describe esta trágica búsqueda, su ir y venir, sus altibajos, su persistencia en sondearlo todo para encontrar una respuesta al enigma de la vida. |
Pero el autor del
libro no se desespera. Poco a poco, al igual que un rayo de sol que sale de
entre las oscuras nubes, se puede vislumbrar una salida, un alivio a ese
sentimiento intenso de vacío e inutilidad. Ese rayo de sol es el descubrimiento
del amor de Dios por nosotros. No es una escapatoria, sino el único camino
posible. Es como si el Predicador nos hubiese llevado de la mano para hacernos
constatar el callejón sin salida adonde van a parar las soluciones humanas, y
abrirnos la última puerta, que en realidad es la primera de la vida: “Teme a
Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (cap.
12:13). Entonces puede restablecer la sabiduría, el trabajo o la alegría como
valores relativos dados por Dios para nuestro bien, con la condición de que no
sean el objetivo principal de nuestra vida.
Tomado de www.labuenasemilla.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario